José M Maestro es una persona inquieta, imaginativa, amante de su oficio, envuelto en este mundo desde sus primeros días de vida, sin saberlo a la vez que iba creciendo, en su interior crecía una pasión por este oficio del cual sigue enamorado.
La inquietud que tiene por seguir aprendiendo y creciendo es lo que le impulsa a aceptar retos, solo hay que proponerle un proyecto interesante, una idea, un sueño, cualquier objetivo que lo mantenga ilusionado, activo, en continuo crecimiento tanto profesional como personal.
Trabajador incansable, amante de su familia y enamorado de su profesión.
Desde pequeño, crecí en este ambiente con la profesión de mi madre, siempre rodeado de cepillos, secadores, rulos, tijeras..., una vez terminada la secundaria y tras negarme a seguir estudiando, ella me animó a visitar la academia de peluquería Isa Jaén para ver el ambiente que se vivía allí y si me gustaba, poder formarme en peluquería unisex.
Al principio de mi formación, estuve a punto de abandonar en varias ocasiones, pero todo cambio cuando comencé a cortar el pelo, ahí descubrí mi vocación, me apasiona cortar, crear y dar rienda suelta a mi imaginación, le cortaba tanto a mujeres como a hombres.
Durante el servicio militar en Rota estuve trabajando en la barbería de Miguel, maestro muy exigente que me transmitió la pasión por la barbería y lo bien hecho.
La barbería tradicional es un lugar de encuentro, donde se conjugan sensaciones, aromas, y donde el hombre encuentra su momento. Al que no solo acude para un corte de cabello, ritual de afeitado, sino que también disfruta de una charla, buena música, un café o una cerveza.
Todo esto acompañado de un buen ambiente que transporte al cliente a un momento de relax creado por y para él.
Vivimos tiempos donde la barbería tradicional afortunadamente ha vuelto a resurgir, y por supuesto el hombre hoy más que nunca elige y decide su look, las barbas han vuelto para quedarse.
Las barberías tradicionales realmente saben entender al barbudo, cubriendo sus necesidades y dando todos los mimos a su barba, pues cada cliente exige cuidados únicos ya que forma parte de su personalidad.
El ser barbero es, amor a lo que hago, el cliente pone en tus manos algo tan importante como una entrevista de trabajo, su boda, una primera cita o cualquier evento importante. Ellos saben elegir pero confían en ti, en tus manos, en tu saber hacer.
Hay que poner pasión cada día, no perder de vista la ilusión con nuevos proyectos, y por supuesto, estar totalmente sumergido en las últimas tendencias.
La barbería se lleva en la sangre, porque si no es así es muy difícil abrir cada día con la misma ilusión y fe en lo que se hace.
Teniendo claro desde el primer momento que mi objetivo era ser peluquero de caballeros, y no peluquero unisex que es lo que en aquel momento se demandaba.
Continué formándome en diferentes cursos, que en aquel entonces eran puntuales y quizás no demasiado especializados, debido a que no existía tanta oferta, pues la barbería no estaba en auge, era el momento de los salones unisex.
Así con la base que me aportó mi maestro decidí crear mi propio estilo, perfeccionando mi técnica, y dando a mis trabajos mi propio sello personal.
A la temprana edad de 21 años abro mi propio negocio.
